miércoles, 8 de junio de 2011

"Canto a mi mismo" Poema 1


"Canto a mí mismo", Walt Whitman
Poema 1

"Canto a mí mismo" es un poemario de 52 composiciones escrito en verso libre (verso que no tiene ni métrica, ni rima), mostrando la voluntad enteramente libre del poeta.

Whitman en el prefacio de su libro editado en 1881 sostiene que no cambió nunca el título de "Hojas de hierba" porque lo dicho en las doce poesías iniciales era todo y el resto de su obra es un gran desarrollo de lo mismo.

"Hojas" metafóricamente hablando es cada uno de los poemas y "de hierba" porque es un elemento muy sencillo, es lo más elemental.

El título "Canto a mí mismo" no puede ser identificado como un canto al yo o al ego, no es un canto de egolatría como se pensó en la época, ni de un excesivo amor propio, es un canto universal, canto a todos los hombres. No es un canto al yo sino un canto al Hombre, a la condición humana.

La poesía número 1 puede considerarse como una introducción al libro porque enuncia algunos temas y una decisión: los temas son del hombre y la decisión es del canto, nos enfrentamos a una poesía de vocación humana.

El tema de la poesía 1 es el del ser y el de los motivos y razones del canto. En el primer verso hay partículas que se repiten: "me","mi", "te". El "me" es dativo o acusativo del pronombre de la primera persona (yo) y el "mi" es gramaticalmente hablando, un adjetivo posesivo. Estas partículas generan un yo que es a quien corresponde el discurso poético. A ese yo o voz poética lo llamamos "yo lírico" que no coincide plenamente con la entidad humana de Walt Whitman.

El tu como destinatario, está creado por la partícula "ti" que es un dativo o acusativo. Esta segunda persona pertenece, en términos generales, al lector y se concreta en cada acto de lectura, con lo que se llama actualización lectora.

El sentimiento de igualdad de la obra de Whitman nace de la vivencia, no hay diferencia de ningún tipo, todos son uno y uno es todo al mismo tiempo.

La segunda estrofa ofrece un hecho de la vida cotidiana que es ajeno a la tradición literaria, es un elemento prosaico (el vagar).

La acción de vagar al comienzo de la estrofa 2 es referida a un momento de recuperación de lo puro y de lo esencial del mundo y de la vida, porque la hierba es simbólica, es el símbolo de lo que la cultura no ha tocado.

El presente del indicativo de los verbos "vagar" y "tumbarse" es un presente actual ficticio que coincide con la enunciación poética.

Aparece la idea de la pertenencia al universo de lo natural, la idea de tiempo implícitamente queda cuestionada al destacarse la sucesión de generaciones que trascienden y forman parte de la vida en la tierra.

Dice "lengua" en lugar de palabra o voz poética y "sangre" en vez de vida y esto es una figura poética llamada metonimia, que consiste en el desplazamiento de sentido por contiguidad o vecindad, similar a la metáfora.

Nos encontramos con vocablos ajenos a la tradición poética como "átomo" y "molécula". Whitman abandona la tradición poética introduciendo todo tipo de lenguaje, el cual maneja libremente e introduce expresiones como éstas que vienen del lenguaje de la ciencia, y otras en lenguas como la francesa o la italiana, que se utilizan en el lenguaje cotidiano de la lengua inglesa. Esta fue una renovación a nivel de léxico que introdujo Whitman.

Se nombra una sucesión de generaciones, pero no para mostrarnos el transcurso del tiempo, sino para mostrar el todo, el universo y la trascendencia de la vida humana. Del punto de vista sintáctico esta es una figura llamada enumeración. Hay una idea de la inmortalidad latente en Whitman que resulta muy interesante y puede encontrarse en cualquiera de sus textos.

En la tercera estrofa hay un cambio abrupto, hay un giro autobiográfico escrito en un verso claramente bimembrado: "Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta" (hay dos unidades sintácticas y dos unidades de sentido).

Nacimiento y muerte son para Whitman hechos accidentales a lo esencial de la vida que es eterna. En esta estrofa se anuncia la decisión de continuar escribiendo, es un anuncio de su vocación poética que continuará hasta que muera.

El poeta anticipa su condición de libre pensador pues hay escuelas y filosofías que él no acepta y si bien reconoce su importancia, no quiere que se impongan.

Finalmente cierra la composición con la metáfora de las puertas que son la voluntad, la voluntad del poeta se identifica con la fuerza creadora de la naturaleza. La voluntad es para Whitman por sí misma un valor moral. "Las puertas" es metáfora de ambas cosas, por un lado de la voluntad poética como vocación de la escritura, y por otro lado de la voluntad humana como fuerza moral única capaz de cambiar aquello que está mal en el mundo.

La naturaleza es desenfrenada porque crea sin frenos, constantemente.








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